SOBREVIVIR
Rugió el león desde la pradera
mostrando sus dientes con sangre seca,
una feroz impaciencia,
un letargo en sobremanera.
Se acercó a su presa con cautela,
falto de sonidos y presencia,
las garras por fuera,
un sinfín de instintos hacia la carne
fresca.
Corrió deprisa detrás de la cierva,
saltando, simulando rabia contenida,
mostrando sus dientes, su dureza
interna,
un profundo olor a deseosa rudeza.
Se abalanzó sobre el animal como una
bestia,
un devorador de pieles diversas,
arrancando pelaje desde su melena,
luchando por comer y no morir de pena.
Trató de no dejar nada por fuera,
comer como en el fin de la primavera,
llevando consigo una reserva,
un poco de comida y tristeza.
Sobrepaso ríos, colinas y montañas,
corriendo cuando encontraba agua clara,
con la tristeza de no poder estar en su
casa;
habiéndose perdido en la matanza.
Ahora corría y corría,
con la esperanza de encontrar a su
leona,
su cama de pasto y hojas;
a
sus recién nacidas.
Sin saber que haría,
¿Cómo seguiría?
no dudo en seguir su travesía,
puesto que morir puede ser el fin de su algarabía.
Copyright Derechos Reservados ©A.J. Araya B.
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