BELLEZA PURA
No es tu inocencia lo que me enferma,
es el reproche de mi paciencia,
la falta de muchas asperezas
y el sabor de la pena ajena.
No es la lima que usas en tus uñas,
las cuales se vuelven tan limpias y hermosas como tu
blancura,
lo bondadosa que es tu conciencia
la sutileza de tu rostro de inociencia.
Construyes casas, habitaciones y salas
para hospedar miles de creencias,
inculcar el bien de la inteligencia
y grandes lágrimas de gentileza.
Nunca me miras desde aquella pradera,
no me tientas ni me observas,
no me abrazas con tu eterno amor a ciegas
y conservas el amor de mi alma buena.
Conquistas a cualquiera que te lleva
en su embarque de sonrisas de primavera,
que transporta sutiles princesas,
aunque quién sabe si igualen tu preciosa silueta.
Eres intensa y hermosa,
con el corazón envuelto en belleza,
interpretas la mejor canción del planeta,
acunas el bien y lo besas.
Cambias a las personas con tu clemencia,
intercambias lo más importante por su inocencia,
los cuidas para que nunca más vuelvan a la quiebra
y salgan de un sitio sin solvencia.
Eres el cambio que todos ostentan,
la fortaleza que necesita mi alma escondida,
que sufre porque no me llamas desde aquella cena,
y se siente como la peor de las sentencias.
Disolveré cada gota de mi agonía
para que no sepas que caen por tu lejanía,
se empozan porque no volviste aquel día
y no te despediste como yo quería.
Sollozaré por siempre en mi paraje,
mientras no vuelvas a mí con tu rostro en arte,
hasta que te olvide con mucho carácter...
aunque es casi imposible hacerlo por tanto amarte.
Copyright Derechos Reservados © A.J. Araya B.
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